Publicado en Revista Theomai Nº 15
(Selección de fragmentos del artículo)
Manifestaciones callejeras, cortes de calles, bloqueos de puentes y de rutas tienen lugar -cada vez más frecuentemente- en toda la geografía argentina como formas de beligerancia popular.Si bien la protesta social es una referencia constante de la vida política argentina a lo largo de todo el período democrático que se inicia en 1983, en la última década hemos presenciado cambios importantes en las formas que asume, en correspondencia con las transformaciones que tuvieron lugar en las condiciones de estructuración de las clases sociales subalternas (...).
Como todo proceso social, “las protestas no se desarrollan sobre la cabeza de un alfiler, en un mundo a-espacial, geográficamente indiferenciado” (Massey, 1984:4), son una práctica social espacialmente estructurada y espacialmente estructurante. El espacio físico y simbólico estructura la protesta, la facilita o limita. La ‘liberación’ de ciertos sitios mediante el corte de calles, la elección de lugares específicos para la quema de cubiertas, el ataque a residencias de políticos y a edificios significativos del poder político y económico, las tomas simbólicas de dependencias oficiales, los intentos por entrar en otras… es decir, el itinerario y la selección de los blancos por parte de los manifestantes y, por otro lado, las respuestas policiales tales como el desplazamiento de efectivos y la construcción de vallados, indican cómo laconstitución espacial afecta la manera en que la práctica colectiva opera.
También la protesta estructura al espacio. A medida que realiza su itinerario, la protesta va escalando. En la escalada aumenta la distancia política entre los grupos de poder enfrentados al tiempo que disminuye la distancia física entre los manifestantes y los objetos (blancos) de su demanda. ‘Una ciudad bombardeada’ con miles de personas marchando por sus calles, que sitian, ocupan, saquean algunos edificios públicos y propiedades privadas, instalan carpas, sacan baldosas de las veredas, intentan prender fuego, realizan quemas, arrojan piedras…describe la transformación radical del aspecto físico de la ciudad. El corte del puente corta todo el tránsito de la ciudad y repercute en toda laprovincia…no puede haber movimiento en ningún sentido… Puentes y rutas cortados dejan de serlugares de comunicación y circulación y se convierten en puntos de bloqueo. La ciudad enconflicto instala otro espacio (...)
La transformación urbana y la crisis del espacio público en las ciudades argentinas se relacionan -o más propiamente dicho, funcionan- solidariamente con las privatizaciones que fueron el eje de la modernización neoliberal en los años noventa. Por su propia naturaleza, la urbanización de los capitales privados produce una tendencia a la concentración urbana pues la realización de megaproyectos tiene que ver con el tipo y el volumen de las inversiones en juego. Esta restricción del espacio se potencia simbólicamente por el carácter privado de los emprendimientos, debilitando el espacio público (...)
A modo de síntesis, la producción del espacio es un proceso en constante interacción entre tres
dimensiones que expresan relaciones de producción, representación simbólica de las prácticas
materiales e imaginario social y, como tal, es una fuente continua de lucha, conflicto y
contradicción y las luchas de clases tanto como otras luchas sociales están contenidas en el y atrapadas en su red.En las ciudades, durante las protestas, los protagonistas recuperan ‘la calle’ como lugar de reunión
y lucha y así desatan un movimiento inverso al repliegue en la esfera de lo íntimo, de la subjetividad privatizada. Este movimiento redefine el espacio público urbano, ‘ambito natural’ de los procesos de socialización, de construcción de alteridad y de formación de identidad de los ciudadanos.
http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO15/ArtSznol_15.pdf
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