viernes, 24 de mayo de 2013

Geografía de la Resistencia. Protesta social, formas de apropiación y transformación del espacio urbano en la Argentina (1996-2006)

Publicado en Revista Theomai Nº 15

Por Florinda Eleonora Sznol
(Selección de fragmentos del artículo)


 Manifestaciones callejeras, cortes de calles, bloqueos de puentes y de rutas tienen lugar -cada vez más frecuentemente- en toda la geografía argentina como formas de beligerancia popular.Si bien la protesta social es una referencia constante de la vida política argentina a lo largo de todo el período democrático que se inicia en 1983, en la última década hemos presenciado cambios importantes en las formas que asume, en correspondencia con las transformaciones que tuvieron lugar en las condiciones de estructuración de las clases sociales subalternas (...).

El espacio definido como un producto social y como parte integral de la construcción de la sociedad, significa que no puede ser teorizado a priori de la sociedad y las relaciones sociales y, de manera inversa, que la teoría social debe poseer de manera central una dimensión espacial pues, en palabras de Lefebvre (ibid: 121), “las relaciones sociales de producción tienen una existencia social sólo en la medida en que existen espacialmente, ellas se proyectan en el espacio, se inscriben a sí mismas en un espacio a medida que se producen, de otra manera quedarían en una pura abstracción”. El espacio caracterizado como neutral y separado de la estructura social, esconde el hecho de que el espacio es político e ideológico. Este tratamiento puede ser entendido como derivado de la dinámica del capitalismo: al igual que el tiempo, el capital, la mercancía y la estructura de clases, el espacio se presenta naturalizado, atemporal, universal y, en este sentido,cosificado.

Como todo proceso social, “las protestas no se desarrollan sobre la cabeza de un alfiler, en un mundo a-espacial, geográficamente indiferenciado” (Massey, 1984:4), son una práctica social espacialmente estructurada y espacialmente estructurante. El espacio físico y simbólico estructura la protesta, la facilita o limita. La ‘liberación’ de ciertos sitios mediante el corte de calles, la elección de lugares específicos para la quema de cubiertas, el ataque a residencias de políticos y a edificios significativos del poder político y económico, las tomas simbólicas de dependencias oficiales, los intentos por entrar en otras… es decir, el itinerario y la selección de los blancos por parte de los manifestantes y, por otro lado, las respuestas policiales tales como el desplazamiento de efectivos y la construcción de vallados, indican cómo laconstitución espacial afecta la manera en que la práctica colectiva opera.

También la protesta estructura al espacio. A medida que realiza su itinerario, la protesta va escalando. En la escalada aumenta la distancia política entre los grupos de poder enfrentados al tiempo que disminuye la distancia física entre los manifestantes y los objetos (blancos) de su demanda. ‘Una ciudad bombardeada’ con miles de personas marchando por sus calles, que sitian, ocupan, saquean algunos edificios públicos y propiedades privadas, instalan carpas, sacan baldosas de las veredas, intentan prender fuego, realizan quemas, arrojan piedras…describe la transformación radical del aspecto físico de la ciudad. El corte del puente corta todo el tránsito de la ciudad y repercute en toda laprovincia…no puede haber movimiento en ningún sentido… Puentes y rutas cortados dejan de serlugares de comunicación y circulación y se convierten en puntos de bloqueo. La ciudad enconflicto instala otro espacio (...)
Si pensamos el espacio público no como el espacio abierto, verde o de propiedad estatal sino como el tablero político urbano que hace posible la aparición de lo diferente, el lugar plural cuya riqueza alienta tanto la integración social y cultural como la experiencia política, resulta casi obvio mensurar la magnitud del cambio. La crisis del espacio público no es nueva pero sí parece adoptar nuevas formas y significados. La ciudad como territorio para la elaboración de la ciudadanía, para la caracterización de la res pública ha estallado entre espacios restringidos y privados y crecientes espacios de exclusión, configurando un nuevo paisaje: el de la fractura social y espacial.
La transformación urbana y la crisis del espacio público en las ciudades argentinas se relacionan -o más propiamente dicho, funcionan- solidariamente con las privatizaciones que fueron el eje de la modernización neoliberal en los años noventa. Por su propia naturaleza, la urbanización de los capitales privados produce una tendencia a la concentración urbana pues la realización de megaproyectos tiene que ver con el tipo y el volumen de las inversiones en juego. Esta restricción del espacio se potencia simbólicamente por el carácter privado de los emprendimientos, debilitando el espacio público (...)

A modo de síntesis, la producción del espacio es un proceso en constante interacción entre tres
dimensiones que expresan relaciones de producción, representación simbólica de las prácticas
materiales e imaginario social y, como tal, es una fuente continua de lucha, conflicto y
contradicción y las luchas de clases tanto como otras luchas sociales están contenidas en el y atrapadas en su red.En las ciudades, durante las protestas, los protagonistas recuperan ‘la calle’ como lugar de reunión
y lucha y así desatan un movimiento inverso al repliegue en la esfera de lo íntimo, de la subjetividad privatizada. Este movimiento redefine el espacio público urbano, ‘ambito natural’ de los procesos de socialización, de construcción de alteridad y de formación de identidad de los ciudadanos.



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http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO15/ArtSznol_15.pdf


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