lunes, 27 de mayo de 2013

“El curso de la globalización parece estar detenido”


Entrevista a Ignacio Ramonet por Manuel Fernández
Publicado en REALIDAD ECONÓMICA el 20/5/2013:   

Entrevista. Ignacio Ramonet. Director del le monde diplomatique español. El prestigioso escritor y periodista español analiza la compleja trama geopolítica global y advierte que la crisis económica europea es insostenible en el tiempo.

Ignacio Ramonet es uno de los pensadores más lúcidos de los últimos tiempos. Instalado en París desde 1972, sociólogo y semiólogo, especialista en geopolítica, profesor de Teoría de la Comunicación, sagaz periodista, su forma de mirar e interpretar la modernidad y, por extensión, la globalización, hace de sus ideas un punto de inflexión necesario contra el pensamiento dominante.

Diario Kafka ha hablado con él sobre la actualidad política, la crisis y los emergentes movimientos sociales, Europa y el porvenir.

–¿Asistimos a un renacimiento de los movimientos de protesta ciudadana?
–Desde que estalló la actual crisis financiero-económica, en 2008, estamos asistiendo a una multiplicación de los movimientos de protesta ciudadana. En primer lugar, en los países más afectados (Irlanda, Grecia, Portugal, España), los ciudadanos –cívicamente– apostaron por apoyar, con sus votos, a la oposición, pensando que ésta aportaría un cambio de política tendiente a menos austeridad y menos ajuste. Pero cuando todos estos países cambiaron de Gobierno, pasando de la izquierda o centro-izquierda a la derecha o centro-derecha, la estupefacción fue completa, ya que los nuevos Gobiernos conservadores radicalizaron aún más las políticas restrictivas y exigieron más sacrificios, más sangre y más lagrimas a los ciudadanos. Ahí es cuando empiezan las protestas. Sobre todo porque los ciudadanos tienen ante sus ojos los ejemplos de dos protestas con éxito: la del pueblo unido en Islandia y la de los contestatarios que tumban las dictaduras en Túnez y Egipto. Además, destaca el hecho de que las redes sociales están facilitando formas de organización espontánea de las masas sin necesidad de líder, de organización política, ni de programa. Todo está listo entonces para que surjan, en mayo de 2011, los indignados españoles, y que su ejemplo se imite de un modo u otro en toda la Europa del sur.

–¿Por qué los partidos políticos de la izquierda son mal comprendidos por estos movimientos?
–Porque lo que los medios califican de “partidos políticos de izquierda” tienen, en opinión de esos movimientos y de las mayorías exasperadas, muy poco de izquierda. No hay que olvidar, además, que estos partidos están comprometidos con esta misma política conservadora que ellos fueron los primeros en aplicar, sin anestesia. Recuérdese lo que ocurrió en España cuando, de pronto, en mayo de 2011, Rodríguez Zapatero, sin avisar ni explicar, decidió aplicar un brutal plan de ajuste ultraliberal que era exactamente lo contrario del ADN del socialismo.

–¿Cuál fue el pecado original de Mayo del ’68? ¿Son los movimientos de hoy hijos tardíos del ’68? ¿Cree que pueden realmente construir contrapoder político, alternativa real de Gobierno, o son más bien movimientos emocionales?
–No se pueden comparar las dos épocas. Mayo del ’68 era una crisis contra un país en expansión (nacimiento de la sociedad de consumo, crecimiento alto, pleno empleo), que seguía siendo profundamente conservador y hasta arcaico en materia de costumbres. Hoy sabemos que fue menos una crisis política que una crisis cultural. El movimiento del 15M, sin embargo, es el reflejo del derrumbe general de todas las instituciones (Corona, justicia, Gobierno, oposición, Iglesia, autonomías...). En ese sentido, es lo más positivo que ha ocurrido en la política española desde el final del franquismo. Lo más fresco e innovador. Aunque no se ha traducido en movimiento político con perspectivas de conquistar el poder, revela un sentimiento profundo de hartura de la sociedad española golpeada por la crisis y por las brutales medidas de austeridad del Gobierno de Mariano Rajoy.

–¿Qué otros efectos está produciendo esta crisis en Europa?
–La crisis se está traduciendo también en un aumento del miedo y del resentimiento. La gente vive en estado de ansiedad y de incertidumbre. Vuelven los grandes pánicos ante amenazas indeterminadas como pueden ser la pérdida del empleo, los choques tecnológicos, las biotecnologías, las catástrofes naturales, la inseguridad generalizada. Todo ello es un desafío para las democracias, porque ese “terror difuso” se transforma a veces en odio y repudio. En varios países europeos, ese odio se dirige hoy contra el extranjero, el inmigrante, el diferente, los otros (musulmanes, gitanos, subsaharianos, sin papeles...) y crecen los partidos xenófobos, racistas y de extrema derecha.

–¿Son los movimientos sociales y políticos actuales, culminando en el 15M, capaces superar a los partidos políticos tradicionales de la izquierda?
–No sabemos hacer política sin partidos políticos. Lo que reclaman los contestatarios, los indignados en casi toda Europa del sur, es cambiar las reglas del juego: desmontar el truco. Nuevas reglas supondrían, por ejemplo en España, una nueva Constitución como reclama un número cada vez mayor de ciudadanos. Una Constitución que dé más poder a los ciudadanos, que garantice más justicia social y que sancione a los responsables del actual naufragio. Un naufragio que no puede sorprender a nadie. El escándalo de las hipotecas basura era sabido por todos. Igual que el exceso de liquidez orientado a la especulación y la explosión delirante de los precios de la vivienda. Nadie se inmutaba, porque el crimen beneficiaba a muchos. Y se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo. En la historia larga de la economía, el Estado ha sido siempre un actor central. Sólo desde hace treinta años –o sea, nada en una historia de siglos–, el mercado ha querido expulsar al Estado del campo de la economía. Hay que volver al sentido común, a un keynesianismo razonable: tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea indispensable. La prueba evidente del fracaso del sistema neoliberal actual son los ajustes y rescates que demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad. Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace ahora pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, ¡con empobrecerlos aún más! ¿Se producirá un incendio social? No es imposible. Las repercusiones sociales del cataclismo económico son de una brutalidad inédita: 23 millones de parados en la Unión Europea y más de 80 millones de pobres. Los jóvenes aparecen como las víctimas principales. Por eso, de Madrid a Londres y Atenas, de Nicosia a Roma, una ola de indignación levanta a la juventud. Añádase, además, que en la actualidad, las clases medias también están asustadas porque el modelo neoliberal de crecimiento las está abandonando al borde del camino. En España, una parte se unió a los jóvenes para rechazar el integrismo ultraliberal de la Unión Europea y del Gobierno. “No nos representan”, dijeron todos los indignados.

–¿Cómo ve Europa y el proyecto común europeo dominado, estos años, por Alemania y su política de austeridad?
–El curso de la globalización parece como suspendido. Se habla cada vez más de desglobalización, de descrecimiento. El péndulo había ido demasiado lejos en la dirección neoliberal y ahora podría ir en la dirección contraria. Ha llegado la hora de reinventar la política y el mundo. Todas las sociedades del sur de Europa se han vuelto furiosamente antialemanas puesto que Alemania, sin que nadie le haya otorgado ese derecho, se ha erigido en jefe –autoproclamado– de la Unión Europea enarbolando un programa de sadismo económico. Europa es ahora, para millones de ciudadanos, sinónimo de castigo y sufrimiento: una utopía negativa.

–¿Hay alternativas frente al abandono del campo de batalla de la socialdemocracia tradicional?
–La socialdemocracia ha fracasado porque ella misma ha participado en la liquidación del Estado de bienestar, que era su principal conquista y su gran seña de identidad. De ahí el desarraigo de muchos ciudadanos que pasan de la política absteniéndose, limitándose a protestar o votando por Beppe Grillo (que es una manera de preferir un payaso auténtico en lugar de sus hipócritas copias). Otros han decidido votar a la extrema derecha, que sube espectacularmente en todas partes, o en menor grado, optar por la izquierda de la izquierda que encarna hoy el único discurso progresista audible. Así estaban también en América latina hace poco más de un decenio, cuando las protestas derrocaban Gobiernos democráticamente elegidos (en Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú...), que aplicaban con saña los ajustes dictados por el FMI. Hasta que los movimientos sociales de protesta convergieron con una generación de nuevos líderes políticos (Chávez, Morales, Correa, Kirchner, Lula, Lugo...) que canalizaron la poderosa energía transformadora y la condujeron a votar en las urnas programas de refundación política (constituyente), de reconquista económica (nacionalizaciones, keynesianismo) y de regeneración social. En ese sentido, se observa cómo a una Europa desorientada y grogui, América latina le está indicando el camino.

FUENTE: Miradas al Sur - 19 de mayo de 2013

viernes, 24 de mayo de 2013

Geografía de la Resistencia. Protesta social, formas de apropiación y transformación del espacio urbano en la Argentina (1996-2006)

Publicado en Revista Theomai Nº 15

Por Florinda Eleonora Sznol
(Selección de fragmentos del artículo)


 Manifestaciones callejeras, cortes de calles, bloqueos de puentes y de rutas tienen lugar -cada vez más frecuentemente- en toda la geografía argentina como formas de beligerancia popular.Si bien la protesta social es una referencia constante de la vida política argentina a lo largo de todo el período democrático que se inicia en 1983, en la última década hemos presenciado cambios importantes en las formas que asume, en correspondencia con las transformaciones que tuvieron lugar en las condiciones de estructuración de las clases sociales subalternas (...).

El espacio definido como un producto social y como parte integral de la construcción de la sociedad, significa que no puede ser teorizado a priori de la sociedad y las relaciones sociales y, de manera inversa, que la teoría social debe poseer de manera central una dimensión espacial pues, en palabras de Lefebvre (ibid: 121), “las relaciones sociales de producción tienen una existencia social sólo en la medida en que existen espacialmente, ellas se proyectan en el espacio, se inscriben a sí mismas en un espacio a medida que se producen, de otra manera quedarían en una pura abstracción”. El espacio caracterizado como neutral y separado de la estructura social, esconde el hecho de que el espacio es político e ideológico. Este tratamiento puede ser entendido como derivado de la dinámica del capitalismo: al igual que el tiempo, el capital, la mercancía y la estructura de clases, el espacio se presenta naturalizado, atemporal, universal y, en este sentido,cosificado.

Como todo proceso social, “las protestas no se desarrollan sobre la cabeza de un alfiler, en un mundo a-espacial, geográficamente indiferenciado” (Massey, 1984:4), son una práctica social espacialmente estructurada y espacialmente estructurante. El espacio físico y simbólico estructura la protesta, la facilita o limita. La ‘liberación’ de ciertos sitios mediante el corte de calles, la elección de lugares específicos para la quema de cubiertas, el ataque a residencias de políticos y a edificios significativos del poder político y económico, las tomas simbólicas de dependencias oficiales, los intentos por entrar en otras… es decir, el itinerario y la selección de los blancos por parte de los manifestantes y, por otro lado, las respuestas policiales tales como el desplazamiento de efectivos y la construcción de vallados, indican cómo laconstitución espacial afecta la manera en que la práctica colectiva opera.

También la protesta estructura al espacio. A medida que realiza su itinerario, la protesta va escalando. En la escalada aumenta la distancia política entre los grupos de poder enfrentados al tiempo que disminuye la distancia física entre los manifestantes y los objetos (blancos) de su demanda. ‘Una ciudad bombardeada’ con miles de personas marchando por sus calles, que sitian, ocupan, saquean algunos edificios públicos y propiedades privadas, instalan carpas, sacan baldosas de las veredas, intentan prender fuego, realizan quemas, arrojan piedras…describe la transformación radical del aspecto físico de la ciudad. El corte del puente corta todo el tránsito de la ciudad y repercute en toda laprovincia…no puede haber movimiento en ningún sentido… Puentes y rutas cortados dejan de serlugares de comunicación y circulación y se convierten en puntos de bloqueo. La ciudad enconflicto instala otro espacio (...)
Si pensamos el espacio público no como el espacio abierto, verde o de propiedad estatal sino como el tablero político urbano que hace posible la aparición de lo diferente, el lugar plural cuya riqueza alienta tanto la integración social y cultural como la experiencia política, resulta casi obvio mensurar la magnitud del cambio. La crisis del espacio público no es nueva pero sí parece adoptar nuevas formas y significados. La ciudad como territorio para la elaboración de la ciudadanía, para la caracterización de la res pública ha estallado entre espacios restringidos y privados y crecientes espacios de exclusión, configurando un nuevo paisaje: el de la fractura social y espacial.
La transformación urbana y la crisis del espacio público en las ciudades argentinas se relacionan -o más propiamente dicho, funcionan- solidariamente con las privatizaciones que fueron el eje de la modernización neoliberal en los años noventa. Por su propia naturaleza, la urbanización de los capitales privados produce una tendencia a la concentración urbana pues la realización de megaproyectos tiene que ver con el tipo y el volumen de las inversiones en juego. Esta restricción del espacio se potencia simbólicamente por el carácter privado de los emprendimientos, debilitando el espacio público (...)

A modo de síntesis, la producción del espacio es un proceso en constante interacción entre tres
dimensiones que expresan relaciones de producción, representación simbólica de las prácticas
materiales e imaginario social y, como tal, es una fuente continua de lucha, conflicto y
contradicción y las luchas de clases tanto como otras luchas sociales están contenidas en el y atrapadas en su red.En las ciudades, durante las protestas, los protagonistas recuperan ‘la calle’ como lugar de reunión
y lucha y así desatan un movimiento inverso al repliegue en la esfera de lo íntimo, de la subjetividad privatizada. Este movimiento redefine el espacio público urbano, ‘ambito natural’ de los procesos de socialización, de construcción de alteridad y de formación de identidad de los ciudadanos.



Para seguir leyendo y descargar el artículo completo hacé clik acá:
http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO15/ArtSznol_15.pdf


lunes, 20 de mayo de 2013

"La relación entre la concentración de los mercados y la inflación es muy estrecha"


Por Gastón Navarro



Los insumos básicos como el acero, el petróleo y sus derivados, la agroindustria, las industrias químicas y la celulosa, en gran parte están ligados al capital extranjero o son empresas locales muy transnacionalizadas.

En los sectores con mayor influencia en la producción industrial también se ve la misma estructura de mercado, dominada principalmente por Techint. Un reciente informe realizado por los economistas, Mattos y Asiain del Cemop, nos muestra la concentración. La chapa laminada, tanto en caliente (84%) como en frío (99%) está en manos de Siderar (grupo Rocca). El hierro redondo lo concentran cuatro empresas, el 72% Acindar (también de Techint) a la cabeza.

El cemento está concentrado en un 96% por tres empresas, Loma Negra (48,55%), Minetti y Avellaneda. Un escenario parecido existe en la petroquímica, en el que una sola empresa, PBB Polisur, concentra el 93%.

En el sector agrícola se sigue en la misma línea. Los fertilizantes están en un 77% en manos de una empresa (Profertil); los agroquímicos, 88% en dos empresas; y los herbicidas, en un 77% en manos de solamente tres grupos.

En la misma línea se encuentra también el segmento productor. Por ejemplo, en el ámbito de los lácteos la leche la manejan dos empresas con el 66% del negocio (Sancor y Danone), y en los yogures, tres empresas alcanzan el 74% (Danone, Sancor y Parmalat).

Lo mismo podemos ver en otras áreas del día a día de las compras de bienes y servicios de los argentinos: telecomunicaciones (dos empresas el 100%), televisión por cable (dos empresas el 65%), pan lactal (dos empresas el 89%), galletitas dulces (dos empresas el 73%), galletitas saladas (dos empresas el 77%), leche chocolatada (dos empresas el 77%), cerveza (dos empresas el 81%) y gaseosas (dos empresas el 84%).

El siguiente gráfico nos muestra las 10 empresas (que a su vez son responsables de otras 370 firmas con diversas especialidades) que manejan gran parte de la economía argentina y de nuestro consumo, las cuales son mayoritariamente estadounidenses.

lunes, 13 de mayo de 2013

El movimiento de la humanidad




Publicado el 8/5/2013 en Revista Realidad Económica N 274
Por Ignacio Jawtuschenko

La población mundial tiende cada vez más a migrar a las ciudades y a incrementar su movilidad. Para el año 2050 ocho de cada diez personas vivirán en espacios urbanos. En esta edición Futuro pone atención en la migratología, o la necesidad de que la ciencia estudie a la humanidad y sus desplazamientos.

Las migraciones son el hormigueo del mundo. Un hormigueo antiguo, como antigua es la búsqueda de valles de climas templados, donde abunda el agua y los suelos fértiles. Sabemos que los seres humanos ocuparon Africa hace 150 mil años, salieron de allí hace 70 mil años e ingresaron a Europa para luego colonizar Asia y Australia hace unos 40 mil. En América ingresaron hace 20 mil años, y ya 2 mil años atrás todas las islas del Pacífico estaban ocupadas. La Edad Media fue cruzada por tres procesos migratorios masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la formación del Imperio Bizantino. Entre 1800 y 1950 la gran emigración europea, relacionada con el éxodo rural, y las posguerras involucraron a unos 55 millones de europeos que emigraron hacia América y Australia.

Claro que la historia es una marea que no termina allí. Hace unos días, por caso, pudo saberse que sólo en 2012, 82 mil españoles abandonaron su país para buscar empleo en otras latitudes ante la crisis de ocupación que sufre España, cifra que representa un aumento de 5,5 por ciento en comparación con el 2011.

Las migraciones y sus derivas constituyen en la actualidad uno de los principales temas de las agendas internacionales, y seguirán siendo una constante de la humanidad. Detrás de todo poblamiento hay un recorrido que difícilmente se detiene. La condición migratoria, la procedencia, resuena (y siempre) en las identidades de los sujetos y en los imaginarios colectivos.

Cada vez más los demógrafos indagan en la relación de las poblaciones y el espacio, y en los conflictos de desigualdad territorial. Por ello dialogamos con Hervé Domenach, uno de los referentes mundiales en análisis demoespacial y evolución de usos del territorio. Domenach es director honorario del Instituto de Investigación para el Desarrollo I. R. D., profesor en el Instituto de Urbanismo y Planificación la Universidad Aix Marseille (Francia) y docente en el Doctorado en Demografía que la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) dicta en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

“En realidad –señala Domenach– el hecho migratorio está cambiando profundamente de naturaleza, y la ciencia debe sacar conclusiones de ello. Se está imponiendo gradualmente una aproximación más ‘migratológica’, inspirada en el contexto global de las mutaciones societales.”

La aparición de un vocabulario migratorio ilustra su evolución: “las minorías étnicas”, “las segundas generaciones”, “la asimilación abierta”, “la reemigración”, “el derecho a la diferencia”, “diásporas como factor de desarrollo” son ejemplos.

¿LA MOVILIDAD SUSTITUYE A LA MIGRACION?

¿Existe una ciencia de las migraciones? Al parecer el estudio de la migración no tiene hasta el momento una identidad académica fuerte y aparece más bien como un tema secundario. Los criterios de clasificación de la disciplina no han sido jamás muy claros y el fenómeno aparece, según el país, como un aspecto de la geografía, como un aspecto de la economía, o incluso como un subtema del tema población, este último parcialmente ligado a la sociología.

Para Domenach ha llegado el momento de renovar el estudio de las migraciones, o sea –literalmente– bregar por una “migratología”, que permita entender la modernidad migratoria según las mutaciones societales contemporáneas y la evolución consecuente de sus dos dimensiones analíticas fundamentales: “espacio-tiempo” y “flujos-stocks”.

No es una tarea trivial. En el actual contexto de crisis internacional, varios países consideran a los migrantes una amenaza a la seguridad de Estado.

Sin dudas, el trato que un país les da a sus migrantes es una prueba del modelo de sistema político que intenta construir. En la Argentina, según el Censo 2010, los inmigrantes representan el 4,5 por ciento de la población (1.805.957 personas). De ellas, las comunidades paraguaya, boliviana y, en menor medida, peruana, son las que muestran mayor vitalidad por su persistencia y crecimiento. Nunca en la historia vivieron en la Argentina tantos oriundos de países limítrofes, 3,1 por ciento del total. El 62,2 por ciento del total de extranjeros reside en el Area Metropolitana de Buenos Aires. Esta consolidación se explica por medidas fundantes como la nueva Ley de Migraciones N° 25.781 y el Plan Nacional de Normalización Migratoria “Patria Grande”, que desde el 2004 cambiaron el abordaje sobre la cuestión poniendo el foco en la integración del migrante a la sociedad, teniendo en cuenta sus derechos humanos. Tres de cada diez extranjeros llegaron al país entre 2002 y 2010.

Por otra parte los últimos datos censales indican que se revirtió la histórica tendencia decreciente de población extranjera, que venía en disminución desde el año 1914 (cuando llegó a representar el 29,9 por ciento del total de habitantes). La Argentina, junto a Brasil y Estados Unidos, son los mayores países receptores de la migración transatlántica de principios del siglo XX.

CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y DESRURALIZACION

En todo el mundo cada día se producen 395 mil nacimientos y 170 mil muertes, o sea hay 225 mil habitantes suplementarios diarios. Alrededor de 6,7 millones de individuos suplementarios al mes y cerca de 81 millones suplementarios al año.

Los cambios demográficos presentan tres características fuertes: envejecimiento general de la población, urbanización creciente y desruralización.

Si bien la desruralización tiende a acelerarse (entre siete y ocho mil nuevos habitantes urbanos por hora, aproximadamente 180 mil al día y 65 millones al año), es un proceso de larga data. En el año 1800 sólo el 2 por ciento de la población mundial vivía en ciudades, unos 20 millones de habitantes. En 1900 era el 10 por ciento, unos 185 millones de personas. Y para el año 2007 la población urbana alcanzó el 50 por ciento de la población, más de 3300 millones de personas. Es decir que la mitad de la población del planeta se concentra en menos del 3 por ciento de la superficie emergida. Y para el 2050 el 80 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades, es decir, las ciudades deberán albergar unos 3 a 4 mil millones de habitantes más. En la Argentina, 9 de cada 10 viven en ciudades de más de 2 mil habitantes.

VAGAR SIEMPRE, NO ESTABLECERSE

Según una hipótesis media, la población mundial crecerá un 50 por ciento en los próximos 25 años, para pasar de 6 mil millones a 9 mil millones de habitantes. Y las nuevas líneas de investigación analizan ya su impacto sobre fenómenos como la transformación de los espacios rurales, la identidad cultural, las redes, las nacionalidades y las minorías étnicas.

La noción de movilidad (en el sentido de libertad de circular) torna cada vez más confuso el concepto de migración en su sentido clásico de cambio de residencia. De desplazamientos cotidianos a estadías de larga duración, de instalaciones momentáneas a otras más permanentes, la frontera entre la movilidad alternante y las migraciones temporales o definitivas se vuelve muy incierta.

La movilidad se ha acrecentado y si bien el factor migratorio cobra importancia y afecta a las sociedades en sus cimientos, y los migrantes internacionales podrían ascender a 405 millones en 2050, las herramientas de análisis no han evolucionado al mismo ritmo.

Frente a este panorama, una de las novedosas líneas de investigación se inclina por estudiar “biografías migratorias”, es decir la sucesión de acontecimientos migratorios, y su duración en la historia de los individuos. Desde esta perspectiva, la distancia es un parámetro secundario; el proceso migratorio comienza de hecho mucho antes que el desplazamiento físico, con la toma de conciencia por parte del individuo de un espacio ensanchado que le es accesible.


Página/12 - 4 de mayo de 2013/ Fuente:
www. iade.org.ar

viernes, 10 de mayo de 2013

Mapa de identidades étnicas

Por SEBASTIÁN VALVERDE:  DOCTOR EN ANTROPOLOGÍA (UBA /CONICET)


Suele ser frecuente leer o escuchar "los argentinos venimos de los barcos". Se trata de una idea que, tomada al pie de la letra, es falsa ya que sugiere que todos somos descendientes de inmigrantes europeos. De esta manera se invisibiliza a otras corrientes inmigratorias y, en particular, la presencia de los pueblos originarios en nuestro país, negando no sólo su aporte en el proceso de conformación del Estado Nacional sino también su existencia en la actualidad.
A este proceso de invisibilización ha contribuido con creces la denominada "historia oficial". Por un lado, describiendo a los pueblos indígenas como salvajes cuya presencia debía ser erradicada para poder construir una nación: "salvajismo, arcaísmo y belicismo son las categorías que dominan el discurso sobre el indio", menciona Trinchero (2007). Pero también, situándolos en un pasado remoto, como aquellos pobladores que "solían habitar el territorio argentino", sugiriendo que en la actualidad se encuentran extintos o, que a lo sumo, algunos de sus descendientes sobreviven en algún rincón del país.


Y estas tergiversaciones traen aparejadas una serie de problemas:


  • En primer lugar, porque el hecho de afirmar que los pueblos indígenas están extintos es una forma de negar su existencia y, por lo tanto, sus derechos con respecto al reclamo actual de territorios ancestrales.
  • En segundo lugar, porque su supuesta "extinción" contradice los datos estadísticos actuales: según el Censo Nacional del año 2010, hay 955.032 indígenas o descendientes de indígenas.
  • Por último, porque es una afirmación que reproduce teorías biologicistas de las identidades que desde hace tiempo han sido dejadas de lado por las Ciencias Antropológicas. También denominadas esencialistas, estas teorías pretenden definir la pertenencia a un grupo étnico de una manera estática y estereotipada ("son de este pueblo si viven en tal territorio…; si hablan tal lengua…; si se visten de determinada manera…") negando, de esta manera, el carácter dinámico de las identidades.
Para leer más hacé clik acá:  http://www.mapaeducativo.edu.ar/pueblos_indigenas/index.php?option=com_content&view=article&id=16

martes, 7 de mayo de 2013

Ecuador quiere integrarse al Mercosur


Diario Textual 07-05-2013


Uruguay confirmó ayer que Ecuador ha iniciado las negociaciones para integrarse en el bloque. La iniciativa se da en medio a la incertidumbre sobre la vuelta de Paraguay, país fundador del Mercosur, a la organización. Así lo informa el diario brasileño Folha, en su nueva edición en español.
Desde que se suspendió la participación del país, en junio de 2012, Mercosur formalizó la entrada de Venezuela y Bolivia firmó un protocolo de adhesión en diciembre -para que La Paz se convierta en miembro oficial solo falta la ratificación de los parlamentos de los demás integrantes.
"Uruguay, en el ejercicio de su presidencia 'pro tempore' de Mercosur, saluda con sumo beneplácito y se congratula especialmente con la decisión de Ecuador de iniciar las negociaciones del protocolo de adhesión como miembro pleno del bloque", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores uruguayo en una nota.
Consultado por el diario brasileño Folha, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil (Itamaraty) confirmó que las conversaciones con Ecuador ya están en curso. La manifestación pública de Montevideo habría sido, según diplomáticos brasileños, una respuesta al anuncio del presidente Rafael Correa, el pasado sábado, de que iniciaría la negociación del Protocolo de Adhesión.
Ecuador es hoy en día miembro asociado, como Bolivia, Chile, Perú y Colombia.
Según el comunicado de Uruguay, "este es un nuevo paso fundamental en la integración latinoamericana, orientado a garantizar los procesos nacionales de fortalecimiento de la democracia, del desarrollo y de la inclusión social".
Paraguay fue suspendido en junio después de que Brasil, Argentina y Uruguay consideraran que hubo una "ruptura de la vigencia democrática" en el país tras el impeachment relámpago contra Fernando Lugo.
Las elecciones presidenciales en el país, celebradas el 21 de abril, fueron requisito fundamental para confirmar el retorno de la democracia a Paraguay y garantizar su vuelta al bloque.
Sin embargo, según fuentes gubernamentales, tras la victoria de Horacio Cartes, Brasil está considerando condicionar el retorno de Paraguay a la aprobación, en el Senado, de la inclusión de Venezuela.
En un discurso retransmitido por la televisión, Correa dijo que el objetivo de Ecuador es ingresar en Mercosur después de que el país cierre un acuerdo comercial con la Unión Europea. "La negociación para entrar en Mercosur llevarán ocho o diez meses, y esperamos que, en ese tiempo, pueda cerrarse el acuerdo con la UE", dijo Correa.

lunes, 6 de mayo de 2013

La deuda y la espada: neoliberalismo en América Latina y el sur de Europa


Por RODRIGO FERNÁNDEZ MIRANDA 

REvista ALBA SUD

Los programas neoliberales que desde los años 70 deterioraron de forma drástica el bienestar de América Latina, se imponen desde 2008 en el sur de Europa. Se analizan aquí los principales impactos de estas recetas en búsqueda de aprendizajes para Europa. 

Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación: una es con la espada, la otra con la deuda
John Adams, 2º Presidente de EEUU (1797 - 1801)

Las mismas políticas neoliberales que desde los años 70 han menoscabado sistemáticamente el bienestar de muchos países de América Latina, desde 2008 se están imponiendo en los Estados del sur de Europa. Basta echar la vista poco tiempo atrás para conocer cuáles son las consecuencias políticas, sociales y económicas que conlleva, inevitablemente, la aplicación de estas recetas.
El neoliberalismo es un modelo que aspira a imponerse como regulador de la vida política, económica, social, cultural, y también de los entornos naturales. Su implementación se hace a través de una receta universal, que no requiere de adaptación a las realidades y particularidades de cada país o región. Esto no se debe a la implacabilidad de su diseño teórico ni a la idoneidad de su praxis, sino al objetivo nuclear que se pretende alcanzar con este modelo: crear las mejores condiciones posibles para la acumulación capitalista.
Con una visión estrictamente utilitarista de la economía y la sociedad, el neoliberalismo en el marco de la globalización económica es una vía para el sometimiento de los Estados-nación a los intereses del capitalismo global. El Estado sigue siendo un actor clave que interviene reciamente en la economía, aunque no en contraposición o como fuerza de compensación o reequilibrio frente al mercado, sino directamente alineado y subordinado a éste.
Bajo el paradigma neoliberal, las rentas del capital y el equilibrio de los indicadores macroeconómicos tiene absoluta primacía sobre la inclusión y la cohesión social, hecho que conlleva, necesariamente, un amplio y profundo coste social en los territorios en los que se pone en marcha. Si las ideas diseñadas por académicos de la Escuela de Chicago e impulsadas por el poder económico transnacional a partir de los años 70 no respondieran a los intereses de la clase dominante global, el modelo neoliberal sería asumido como un gran fracaso en la historia del pensamiento y la práctica de la disciplina económica.
Los mismos programas que desde los años 70 han deteriorado de forma drástica el bienestar de muchos países de América Latina (AL), se están imponiendo desde 2008 en el sur de Europa. En este contexto, es interesante observar de forma comparativa los impactos políticos y socioeconómicos de la aplicación de estas recetas. Basta echar la vista poco tiempo atrás para conocer cuáles son las consecuencias que conlleva, inevitablemente, el neoliberalismo.

La deuda y la espada
La historia de la implantación del neoliberalismo ha estado relacionada con la deuda externa. La cuarta crisis de la deuda latinoamericana [1], iniciada en 1982 con el default de México, dio lugar al inicio de la llamada “década perdida” de América Latina.
Con el pretexto de reducir el déficit público y liberar divisas para el pago de la deuda externa, durante los siguientes años comenzaron a aplicarse en la región los dogmas neoliberales. Los llamados planes de ajuste estructural (PAE) produjeron una gran transferencia neta de capitales desde la región hacia el Norte económico (más de 200 mil millones de dólares). En concepto de “servicio de la deuda”, entre 1982 y 2000 AL devolvió más de cuatro veces el stock total de su deuda [2]. El endeudamiento, incluyéndose la estatización de la deuda privada de las oligarquías nacionales, creció sin parar desde entonces (Toussaint, 2003):

Aunque fue la deuda de países latinoamericanos lo que dio inicio a la hegemonía del neoliberalismo, sin embargo, se debe ir más atrás para conocer la dócil aceptación de esta doctrina en la región: los golpes, la represión y el terrorismo de Estado de los años 70. Los gobiernos militares [4] generaron una enorme deuda externa y fueron dando lugar, a punta de fusil, al desmantelamiento del Estado y a la articulación de una nueva forma de dependencia económica y dominación política. Un resultado: el enorme acrecentamiento de la brecha entre clases populares y élites.
En Europa la denominada “crisis de la deuda soberana” que derivó en la “crisis financiera” también supuso un paso adelante en la instalación de un férreo programa neoliberal en el sur del continente, en los países peyorativamente llamados PIGS [5]. El trasfondo del endeudamiento público de la periferia europea se relaciona directamente con la hegemonía de un sistema de gobierno y un Banco Central (BCE) afines con los intereses de la banca y de la economía alemana.
El BCE imprimía dinero para prestarlo a un tipo de interés muy bajo a la banca, no a los Estados de la UE. La misma banca compraba deuda pública a un interés varias veces mayor (6 ó 7 veces en el caso español). Si el Estado hubiera recibido fondos del BCE al 1% de interés (lo que pagaba la banca), a 2012 la deuda pública sería del 14% del PIB, no del 90%. En lugar de imprimir dinero para comprar deuda pública y de esa manera reducir el interés que pagan los Estados periféricos [6]: “El Banco Central está ahí para defender a su Estado frente a la especulación de los mercados financieros. En contra de lo que se dice y de lo que se escribe, los intereses de la deuda los decide un Banco Central, no los mercados financieros” (Navarro, 2012).
La deuda externa se constituye como forma de dominación. Los mercados son quienes definen las políticas públicas, induciendo un ajuste sin precedentes, con el subterfugio de una hipotética recuperación de la confianza de estos mismos mercados. Mercados que “castigan” o “premian” haciendo variar el precio del financiamiento público, en función de la medida en que las decisiones políticas sean más o menos beneficiosas para sus intereses, siempre especulativos, pecuniarios y de corto plazo. 

Lo que el neoliberalismo dejó (y deja)
El Consenso de Washington fue el marco en el cual se formalizó la hegemonía del neoliberalismo en casi toda AL. Los ejes centrales de las políticas propuestas por el Consenso eran: desregulación económica, privatización, reducción del nivel salarial, apertura y liberalización de flujos de bienes y capitales extranjeros, y prioridad de los intereses del capital financiero. En concreto, sus líneas de actuación se centraron en los siguientes aspectos de los países deudores (Bell Lara & López, 2007).

Medidas que, en última instancia, se resumían en un cambio de los ejes de poder: la retracción de un Estado, cada vez más limitado en su capacidad y su autonomía, y la expansión de un mercado, cada vez más poderoso y presente en más aspectos de la vida del país.
Las décadas de neoliberalismo en AL dejaron secuelas a diferentes niveles. Consecuencias de la implementación de este modelo que, con las diferencias del caso, empiezan a ser incipientes en los países neoliberalizados de la periferia europea.
DesigualdadEl paso del neoliberalismo por América Latina dejó a la región como la más desigual del planeta. En el período entre 1975 y 1995 el 83,9% de la población latinoamericana residía en países en los que la desigualdad se acentuó. En 2001, AL sufría el peor nivel de desigualdad desde que éste se calcula (CEPAL, 2001).
A la transferencia de riqueza Sur-Norte, se le añade la transferencia entre clases sociales, con una pérdida sostenida de ingresos y poder adquisitivo de las clases medias y medias bajas (los salarios en el Producto Bruto disminuyeron 10 puntos en estas dos décadas).
Este mismo resultado está teniendo el neoliberalismo en el sur de Europa: desde 2012, después de cinco años consecutivos de crecimiento, el Estado español ocupa la primera posición en desigualdad social de la UE. Seguida de cerca por Grecia y Portugal, España es por primera vez el país con una mayor distancia entre rentas altas y bajas.

Desempleo y precarización del trabajoEl desempleo ha sido otra de las duras manifestaciones de las políticas neoliberales en Latinoamérica. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2002 la tasa de desempleo en la región fue la más alta de las últimas dos décadas. Los jóvenes y mayores de 50 años fueron entonces especialmente castigados por aquel mercado de trabajo.
A la falta de empleo se le sumaba la precarización y el rápido retroceso de conquistas y derechos adquiridos por décadas de lucha sindical y obrera. La mentada “flexibilización laboral” conllevó una importante reducción de la seguridad en el trabajo, con “contratos basura” y despidos más fáciles y baratos [7]. A la inseguridad laboral se le añadía el miedo de los trabajadores a perder el empleo: en 2004 el 76% de las personas empleadas en la región consideraba que podía estar desempleada durante el siguiente año (Corporación Latinobarómetro, 2004).
Subiendo la vista en el mapa, el desempleo en el territorio español superaba a finales de 2012 el 26% de la población activa (más de 6 millones de personas desempleadas y la destrucción de 850 mil puestos de trabajo desde la Reforma Laboral [8]), mientras que en Grecia alcanzaba la cifra record del 26,8%. La tasa de desempleo juvenil superaba el 50% en España (INE, 2012) y el 61,7% en Grecia (ELSTAT, 2013).
EmpobrecimientoEntre 1990 y 1999 once millones de personas se incorporaron a las bolsas de pobreza de AL. En los albores del Siglo XXI, el 43,8% de la población latinoamericana vivía en condiciones de pobreza y un 18,5% en condiciones de indigencia (CEPAL, 2001).
Volviendo a la periferia europea, a finales de 2012 la tasa de pobreza económica en España superaba el 25% (Fundación Luis Vives, 2011) y los hogares sin ingresos aumentaron un 50% desde el inicio de la “crisis” (Fundación FOESSA, 2012). En Grecia un tercio de la población estaba en situación de pobreza en diciembre de 2012, 11 millones de personas contra 3,1 millones que lo estaban un año antes.
Este deterioro de las condiciones de vida de las mayorías supone una movilidad social descendente: una parte significativa de las clases medias se incorporan a la creciente “nueva pobreza” que va dejando tras de sí el neoliberalismo.

Recorte de derechos y decadencia democráticaLa transferencia de poder hacia las élites económicas globales, con la connivencia de las instituciones políticas nacionales, supone un avance en la expropiación de la soberanía popular y el recorte de derechos sociales y políticos. La ciudadanía es limitada y la política vaciada de contenido, “el reino del ciudadano termina en la antesala de la economía (…) La democracia se convierte en un mecanismo para elegir quién va a ejecutar las decisiones de un organismo transnacional. La política nacional se vacía de poder” (Bell Lara & López, 2007).
El equilibrio del presupuesto público se persigue recortando partidas directamente vinculadas con derechos sociales de amplias mayorías, a pesar del enorme fraude fiscal de grandes capitales (en España se estima en 80 mil millones de euros). En nombre de la “eficiencia” se ponen en marcha procesos de mercantilización y privatización: de esta manera, lo que eran derechos se convierten en mercancías, accesibles sólo para quienes tengan capacidad de comprarlos. Asimismo, se añaden otro tipo de intervenciones del Estado como el retraso en la edad de jubilación, la reducción de salarios, la reducción del seguro por desempleo, la limitación o eliminación de beneficios sociales y laborales, entre otros.
Las instituciones políticas comienzan a sufrir una crisis de legitimidad, reduciéndose la afección social y la participación electoral. Entre 1980 y 1995 disminuyeron los niveles de participación electoral en AL (Lavezzolo, 2006), mientras que en 2012 en las elecciones griegas un 45% del electorado se abstuvo de votar, un 44% lo hizo en las del Principado de Asturias y un 37% en las de Andalucía: en todos los casos, los comicios más abstencionistas de la democracia representativa [9].
En AL a finales del siglo pasado entre el 30 y el 40% de la ciudadanía consideraba que el voto no tenía poder de cambio: un “desencanto con la democracia” (Corporación Latinobarómetro, 2004). En 2012 “los políticos” se convirtieron en el tercer problema más importante percibido por la sociedad española (INE, 2013). Analizando este dato en perspectiva histórica, se puede apreciar la evolución del descrédito de “los políticos en general, los partidos políticos y la política” en España (CIS, 2013) [10]:

Parece evidente que lo que el neoliberalismo dejó en América Latina es equivalente a lo que está dejando en el sur de Europa.
Cambio de rumbo, cambio de época
En América Latina, tras el colapso social devenido de décadas de neoliberalismo, varios países emprendieron un cambio de rumbo político y económico, bajo una fuerte presión de unos movimientos populares cada vez más fortalecidos.
Grandes revueltas populares y una sangrienta represión del Estado fueron dando paso, más o menos gradualmente, a la remoción de gobiernos cómplices de la “dictadura de los mercados”, al nacimiento de nuevos sujetos políticos y al inicio de un cambio de rumbo en la región. La intensificación de la lucha social  dio lugar a hechos históricos de rebeldía colectiva, como el levantamiento zapatista en Chiapas en 1994 (gobierno de Salinas de Gortari), las revueltas indigenistas, la toma del Congreso y el establecimiento del “Parlamento del Pueblo” en Ecuador en enero de 2000 (gobierno de Jamil Mahuad), el 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina (gobierno de De la Rúa), la “guerra del gas” en Bolivia en 2003 (gobierno de Sánchez de Losada), entre otros.
Desde entonces, en estos y otros países latinoamericanos se fueron poniendo en marcha profundos procesos políticos de “desneoliberalización”. A las políticas de desendeudamiento externo, fortalecimiento del mercado interno, sustitución de importaciones o redistribución de riqueza, se fueron añadiendo medidas como la expropiación y re-estatización de empresas públicas, el control político de recursos estratégicos en el territorio, la creación de nuevas instituciones o la transformación de algunas de las existentes. Asimismo, destaca una política internacional de limitación de la incidencia de países centrales[11] e instituciones financieras internacionales en las economías nacionales de la región, y el fomento de una democracia con mayor participación popular.
Este proceso de cambio tuvo como resultado la reversión de algunos indicadores, tendencias y dinámicas socioeconómicas que el neoliberalismo había dejado en herencia en la región.
  • La creación de empleo mejoró sustancialmente desde el período postneoliberal en la región. El nivel de desempleo en AL y el Caribe alcanzó en 2012 el 6,4% de la población activa (su mínimo en 22 años, con la creación de más de 30 millones de puestos de trabajo), acompañado por una expansión del 3% del empleo asalariado formal cubierto por la seguridad social y un aumento de los salarios reales del 3% (OIT & CEPAL, 2012).
  • El nivel de pobreza en la región pasó del 48,4% en 1990 al 30,4% en 2011; y durante este período la indigencia se redujo del 18,6% al 12,8%. Entre 2002 y 2011 más de 50 millones de personas salieron de la situación de pobreza o indigencia en países de AL (CEPAL, 2012). Entre 2003 y 2009 en Argentina se duplicó la clase media, de 9,3 a 18,6 millones de personas (Banco Mundial, 2012). 
  • El Índice de Desarrollo Humano (IDH) en AL pasó de 0,573 en 1980 a 0,704 en 2010 (PNUD, 2010). Argentina alcanzó en 2011 un nivel de desarrollo humano “muy alto”, mientras que Uruguay, Brasil o Ecuador se posicionaron como países con desarrollo humano “alto”  (PNUD, 2012)
  • Indicadores relacionados con derechos sociales como la educación y la sanidad también pueden ilustrar esta evolución: la esperanza de vida y el nivel de alfabetización en AL crecieron como media un 9% y un 10%, respectivamente, entre 1990 y 2010 (PNUD, 2012).
También, se ha incrementado en la región la participación en procesos electorales y el apoyo social a las instituciones políticas. Los gobiernos que oficiaron este cambio de rumbo fueron revalidados por amplias mayorías repetidamente en las urnas. Por otra parte, bajo el liderazgo principalmente de Brasil y Venezuela, se fueron retomando lazos solidarios y reforzando la integración regional: además del aumento del comercio, la cooperación y las inversiones Sur-Sur, durante este período se crearon espacios, agendas, posiciones y demandas comunes entre varios de los Estados latinoamericanos.
Las políticas en la región están redefiniendo una nueva ecuación entre mercado, Estado y sociedad, lo que implica una reconfiguración de los pilares elementales de la convivencia. Esta redistribución del poder tiene como correlato una fuerte presión de los poderes económicos nacionales y transnacionales (justamente, quienes bendijeron y se beneficiaron de los años de neoliberalismo), generalmente apoyados por las corporaciones concentradas de comunicación [12]. El permanente intento de desestabilización de estos procesos políticos forma parte del accionar de las clases dominantes, llegando incluso a provocar golpes de Estado (sin militares) contra gobiernos electos [13].
Otro hecho relevante de este proceso en AL es que la política va volviendo a ocupar la centralidad, mientras que una parte creciente de la ciudadanía exige un espacio en la toma de decisiones políticas, en los últimos años se ha extendido un profundo debate ideológico en amplias capas de las sociedades de la región (CEPAL, 2012).
Estos procesos, llenos de retos y contradicciones, tienden a una reapropiación de la soberanía económica y la independencia política. Y, aunque sería arriesgado valorar su evolución futura, hasta el momento están teniendo como resultado mejoras en las condiciones de vida de amplias mayorías sociales. Además, están contribuyendo a quebrar la ortodoxia de la cultura global, el pensamiento único y la arquitectura socioeconómica que la globalización neoliberal había dejado en herencia.
Recordar, aprender y seguir actuando
La observación de la historia latinoamericana reciente permite comprender el potencial de destructividad del neoliberalismo y lo determinante de las luchas sociales en el territorio para erradicar el modelo. Cuando el sur de la Eurozona está iniciando su propia “década perdida”, se hace necesario revisar esta historia y aprender de lo sucedido en otras partes del planeta que han sido sometidas al mismo modelo que la Troika, Alemania y las instituciones políticas de la periferia europea presentan como inevitablemente dominante.
Pocas dudas caben de lo que sucederá en el sur de Europa si esta deriva continúa. Cuanto más arrastre el poder económico al poder político-institucional, cuanto más se avance en este camino neoliberal, más destrucción económica, social y medioambiental será producida; y más tiempo y esfuerzo colectivo será necesario para reconstruir la justicia social, la independencia económica y la soberanía política de los países.
El hecho de que esta región parta de una situación de bienestar material significativamente mayor al de AL durante la “década perdida” no significa que el daño vaya a ser menor, sino que la caída es desde un punto más elevado, y el menoscabo social y económico será mucho más abrupto.
Las transformaciones políticas, la conquista y reconquista de derechos o las mejoras sociales no se alcanzan a partir de las concesiones y la resignación voluntaria de privilegios de las clases dominantes. En este contexto, la construcción y el sostenimiento de un modelo alternativo más justo y equitativo parece únicamente posible a partir de las luchas y el conflicto social por una redistribución del poder político.
América Latina está aprendiendo de un pasado al que sus mayorías no quieren regresar. Parte de la ciudadanía, la sociedad civil, organizaciones, colectivos y movimientos sociales del sur de Europa están asumiendo el desafío de cuestionar la esencia del poder político-institucional, plantar cara al neoliberalismo, empezar a organizarse y a transitar una etapa de luchas y resistencias emancipadoras que se tornan imprescindibles.

Bibliografía citada: 

Banco Mundial. (2012). La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina.Banco Mundial.
Bell Lara, J., & López, D. (2007). La cosecha del neoliberalismo en América Latina. FLACSO. Estudios del desarrollo social: Cuba y América Latina.
CEPAL. (2001). Notal de la CEPAL. Septiembre de 2001. Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
CEPAL. (2001). Notas de la CEPAL. Marzo de 2001. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
CEPAL. (2012). Panorama económico y social de América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
CIS. (febrero de 2013). www.cis.es. Recuperado el 2013 febrero, de www.cis.es.
Colectivo IOE. (2012). Crece la desigualdad en España. Colectivo IOE.
Corporación Latinobarómetro. (2004). Latinobarómetro 2004. Corporación Latinobarómetro.
ELSTAT. (2013). Instituto Nacional de Estadística de Grecia (ELSTAT).
Fundación FOESSA. (2012). Exclusión y desarrollo social: análisis y perspectivas 2012. Cáritas Española.
Fundación Luis Vives. (2011). Modelos europeos en la evolución del Tercer Sector Social. Obra Social Caja Madrid.
INE. (2013). Barómetro del INE enero de 2013. Instituto Nacional de Estadística.
INE. (2012). Encuesta de Población Activa (EPA). 4º trimestre de 2012. Instituto Nacional de Estadística.
Lavezzolo, S. (2006). Adversidad económica y participación electoral en América Latina, 1980 - 2000.HAL.
Navarro, V. (30 de octubre de 2012). La gran estafa de la deuda pública. Público .
OIT; CEPAL. (2012). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe. Organización Internacional del Trabajo y Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
PNUD. (2010). Informe sobre Desarrollo Humano 2010. La verdadera riqueza de las naciones: caminos al desarrollo humano. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
PNUD. (2011). Informe sobre Desarrollo Humano 2011. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Subcomandante Marcos. (1997). La cuarta guerra mundial ha comenzado. Le Monde Diplomatique .
Toussaint, E. (2003). América Latina y el Caribe: salir del impase de la deuda y el ajuste. Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTL) - Centro Nacional de la Cooperación al Desarrollo (CNCD).

Notas:
[1] Los países de América Latina han sufrido cuatro crisis de la deuda. La primera, en 1826 y se prolongó hasta la mitad del siglo XIX; la segunda se inició en 1876 y terminó a inicios del siglo XX; la tercera, durante los años 30. La cuarta es la que dio comienzo en 1982
[2] En concepto de “servicio de la deuda”, entre 1982 y 2000 América Latina devolvió 1.452.000 millones de dólares. En 1982 el total de la deuda de la región se elevaba a 333.200 millones de dólares.
[3] Evolución de la deuda externa en algunos países de América Latina y el Caribe y en el conjunto de la región, expresado en millones de dólares.
[4] Algunos ejemplos de dictaduras cívico-militares en la región durante los años 70 y parte de los 80: Augusto Pinochet en Chile (1973-1990); Proceso de Reorganización Nacional en Argentina (1976-1983); Aparicio Méndez en Uruguay (1976-1981) y Gregorio Álvarez (1981-1985); Aldredo Stroessner en Paraguay (1954-1989); Hugo Banzer en Bolivia (1971-1978).
[5] PIGS (“cerdos”) es un acrónimo que comenzaron a utilizar algunos grandes medios de comunicación británicos y estadounidenses para hacer referencia al grupo de países periféricos de Europa: Portugal, Irlanda, Grecia y España.
[6] Esto no es así para Alemania, que desde el estallido de la “crisis financiera” se financia en los mercados internacionales a coste cero e incluso negativo. Es Alemania la beneficiaria de la crisis y del euro: “El crecimiento alemán se ha logrado empeorando las condiciones laborales y sociales para incrementar sus precios menos que los demás países de la zona euro, y obtener grandes superávit en su balanza de pagos que, sin el euro, no hubieran sido posibles ya que habrían provocado un reajuste de las monedas” (Zafiur, 2013).
[7] Seguramente, el caso más flagrante de este tipo de precarización sea el de las zonas francas, territorios con condiciones legales, fiscales, laborales y medioambientales muy ventajosas para la producción y la exportación de mercancías. En 1992 América Latina contaba con 124 zonas francas en su territorio.
[8] A la reforma laboral impulsada por el Gobierno del Partido Popular (Real Decreto-ley 03/2012), hay que añadirle la promovida por el anterior Gobierno del Partido Socialista (Real Decreto-ley 10/2012).  
[9] Asimismo, la orientación del sufragio no determina el rumbo de la política económica, lo que supone una pérdida de calidad democrática y una extensión de la frustración política. En el Estado español la primera batería de medidas neoliberales antisociales fueron puestas en marcha por el Partido Socialista, con un recorte de gasto público de 15 mil millones de euros a mediados de 2010. Posteriormente, el Partido Popular intensificó y profundizó esta deriva política.
[10]Medido en porcentaje de multirrespuesta. Pregunta: cuáles son los tres principales problemas que existen actualmente en España.
[11] Sobre este punto debe añadirse que la política exterior de EEUU, el país históricamente con mayor injerencia externa en la región, a partir de 2001 se centró mucho más en el control de Oriente Medio, facilitando que un bloque de países latinoamericanos limitaran su incidencia imperialista. 
[12] Además de grupos multimedia transnacionales como CNN, Fox o Prisa, que critican de manera sistemática y sesgada estos procesos en América Latina, se añaden corporaciones nacionales que adoptan un abierto papel de oposición política, como Rede Globo en Brasil, Globovisión en Venezuela, Clarín en Argentina, entre otros.
[13] Por ejemplo, el “golpe de Estado parlamentario” en Paraguay en 2012 o el “golpe de Estado judicial” en Honduras en 2009 que terminaron con el derrocamiento de Lugo y Zelaya, respectivamente, o los fallidos “golpe de Estado mediático” en Venezuela en 2002 o el “golpe de Estadopolicial” en Ecuador en 2010. 

jueves, 2 de mayo de 2013

Genocidio del pueblo originario Pilagá en la actual Formosa


Se conoce con el nombre de Masacre de Rincón Bomba o Genocidio Pilagá al hecho de genocidio que según versiones de integrantes de la comunidad pilagá habría ocurrido en octubre de 1947 en el paraje Rincón Bomba, cerca de la población de Las Lomitas en la actual provincia de Formosa, que en ese tiempo Territorio Nacional de Formosa. Allí cientos de indígenas pilagás habrían sido atacados con ametralladoras por la Gendarmería Nacional Argentina, que respondía, según su versión, a las órdenes del empresario salteño Robustiano Patrón Costas (1878-1965), quien había sido gobernador de la provincia de Salta. Este hecho es mayormente ignorado por los historiógrafos en Argentina. Entre el 10 de octubre y el 5 de noviembre de 1947, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, fueron exterminados por oficiales de la Gendarmería Nacional más de mil personas: mujeres, niños, ancianos y hombres del pueblo pilagá.
A los interesados en el tema les recomiendo vean este documental: