Expertos coinciden en que la mala gestión y el planeamiento urbano causan las inundaciones en la ciudad + - 04.04.2013, 05:00 hs Texto: -A / A+ © EFE Y AP Los más de 300 milímetros de agua que cayeron el lunes y martes en Argentina y causaron al menos 52 muertes lograron, por otra parte, volver a desatar el debate entre los expertos por el estado de las ciudades y la evitabilidad de estos sucesos.En el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires, de un total de 40.000 millones de pesos argentinos (US$ 7,8 millones al cambio oficial), figura el apartado “agua potable y alcantarillado”, de donde surgen los fondos “destinados a reducir la vulnerabilidad de la ciudad frente a las inundaciones”.Pese a que en 2012 también hubo inundaciones importantes –aunque no tan mortíferas como la actual–, ese año la partida fue de 636 millones de pesos y a mitad de período se habían ejecutado 92,9 millones, el 14 %. La cifra del presupuesto para 2013 es de 205 millones de pesos. Esto vale para Buenos Aires, donde ocurrieron seis de las 41 muertes registradas hasta ayer.“Esta ciudad siempre fue inundable, desde el primer fuerte que pusieron Mendoza y Garay”, explicó el martes de noche en televisión Eduardo Reese, arquitecto y urbanista de la Universidad Sarmiento, quien consideró que “hay que construir distinto” y respetar los requerimientos de la sostenibilidad urbana.
En el programa Palabras Más, Palabras Menos de TN, Ernesto Seltzer, director del área de urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, explicó que debajo de la capital corren los arroyos de desagüe, que están entubados y terminan en el Río de la Plata. Esos cauces no dan abasto y se necesitan obras para ampliar su caudal, de manera que desaparezcan estas “tragedias evitables”.Rodolfo Livingston, arquitecto experimentado, explicó en ese mismo medio que las inundaciones de este tipo en Argentina tienen cuatro causas principales.Por un lado, el aumento de la densidad de construcción, que no respeta los arroyos de desagüe. Por otro, la creciente impermeabilización de la ciudad, que lleva a tapar con asfalto las calles de adoquines, que absorben hasta 20% del agua. Luego, la disminución de áreas verdes –que en Buenos Aires son 10 veces menores que las deseables– y, finalmente, la orientación del presupuesto, que no se utiliza para ampliar los caudales de aguas entubadas.“Aquí se necesita gestión: cómo se mantiene la ciudad para evitar estas tragedias”, resumió Seltzer.
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